Hoy es 20 de junio y como todos los años, queremos conmemorar el Día Mundial del Refugiado para rendir homenaje y dar visibilidad a todas aquellas personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares por culpa de guerras, persecuciones, hambrunas… Hoy como todos los demás días del año, queremos destacar la importancia de conocer la situación de todas estas personas, porque, desgraciadamente, cada vez serán más los que huyan debido a las consecuencias climáticas.
También queremos recalcar que, aunque no todos los conflictos o situaciones son mediáticos, los hay en todos los continentes, y que todas estas personas no son refugiadas por voluntad propia, sino que han huido para salvar sus vidas y la de sus familias.
La empatía y la comprensión es más necesaria que nunca, pues son millones y millones las personas que sufren está difícil realidad en todo el mundo. Pensemos un momento, ¿y si nos tocara pasar por lo mismo a nosotros?
Seguro que también querríamos que nos brindaran ayuda y nos acogieran en cualquier lugar donde nuestras vidas y la de nuestras familias no corrieran peligro.
Unidos todos somos más fuertes y ricos, ayudémonos y seamos solidarios entre nosotros.
En busca de una vida mejor,
millones de personas se ven obligadas a abandonar su hogar, sin rumbo fijo
para encontrar una vida donde no les consigan bombardear:
un mundo sin persecución; donde brille la libertad.
Vinieron aquí, porque quieren vivir y poder sentir.
Se vieron obligados a partir, dejando todo atrás.
Enfrentándose a la muerte en cada uno de sus pasos
se dirigen a nuevas tierras; por aire, tierra y por mar.
Sin saber cómo será su porvenir,
buscan una nueva vida que les salva y condena;
que les condena, tras haber dejado atrás sus amigos, sus familias y sus tierras.
Debemos acogerlos y convertirnos en el refugio que perdieron,
para hacer esa condena más llevadera.
Debemos guiarles en el camino, ser tolerantes y no tener prejuicios.
Debemos mostrar que seremos su apoyo;
que las diferentes culturas no son barreras, sino puentes que nos conectan.
Unidos nos mejoramos, somos más ricos, y las penas menguan.